En toda familia siempre hay una oveja negra, y la de la alcaldesa de Barcelona Inés Sifontes no es la excepción. La doña tiene un sobrino que trabajaba para su policía municipal, hasta que lo agarró el CICPC vendiendo unos polvitos mágicos. Por eso el fulano está preso en la poli del estado Anzoátegui. A la alcaldesa ni a su hermana, que aspira ser diputada, les gusta hablar mucho del tema para no rayarse.